DESOBEDIENCIA GRATUITA
viernes, 8 de abril de 2011
“… Hundo las manos en los bolsillos. Estiro las piernas. La sueñera me da estremecimientos de placer y de fatiga. Siento a la noche metida en la ciudad. Es tarde. Estoy solo.
Aquí no debo quedarme solo. Ya sé. Pero esta noche me dejé estar, me fui quedando, haciendo nada o abriendo las puertitas de la imaginación o la memoria.
Haragán. Me he pegado a la silla. Por el calor, ha de ser; o porque sí nomás.
Siento a mucha gente, conocida o inventada, silbándome en la cabeza. Dentro de mí se cruzan y se mezclan las caras y las palabras. Nacen, crecen, vuelan. ¿Soy este oído que escucha o soy la melodía? No soy el ojo que ve: soy las imágenes. …” . (1)
Este texto de Eduardo H. Galeano realizado durante la infame década del
Un elemento esencial y que constituye lo que a mi entender sería el hombre en sociedad es “el aparentar”, y a partir de esto es que pretendo comprenderlo. El ser social mediante la utilización de la voluntad como impulso, así como de una probable fuerza que surge de la debilidad de la culpa, produce elementos de montaje de un carril tan pavoroso como es éste, el de la post modernidad.
SIBILOT (con voz ahogada)
¿Será posible curarme?
GEORGES
De tu locura.
SIBILOT
Sí.
GEORGES
Temo que sea demasiado tarde.
SIBILOT
¿Pero si tú me cuidaras, Georges?
¿Si tú quisieras cuidarme?
GEORGES
¡Ah! Yo no soy un psiquiatra. (Pausa.)
Verdad es que se trata más bien de una reeducación.
¿Deseas que te reeduque?
SIBILOT
¡Por favor!
GEORGES
Empecemos. Toma la actitud de la honradez.
SIBILOT
No sé tomarla.
GEORGES
Húndete bien en esa butaca. Pon los pies sobre el taburete.
Ponte esta rosa en el ojal. Coge este cigarro.
(Presenta un espejo a SIBILOT.)
SIBILOT (mirándose)
¿Eh?
GEORGES
¿Te sientes mas honrado ahora?
SIBILOT
Puede que un poco más.
GEORGES
Bien. Deja a un lado tus certidumbres personales y
convéncete de que son falsas, ya que nadie las comparte.
Son ellas las que te exiliaban.
Vuelve al rebaño; acuérdate de que eres un buen francés.
Mírame con los innumerables ojos de los franceses que nos leen.
¿A quién ves? (2)
En esta búsqueda de elementos de trabajo dentro del medio, es que surgen los “actores”, tanto aquellos cuya pertenencia al mundo del arte es directa, como aquellos que participan en el acto creativo sin siquiera notarlo, siendo productores además, de la difusión del fenómeno.
Volvemos con el autor antes mencionado: “...hay un problema que se plantea en suma a todos los autores dramáticos contemporáneos y es el de cómo encontrar un lenguaje dramático para hablar a los espectadores de sus derechos actuales, con los medios actuales, que sean a la vez cotidianos y que operen a la distancia. En síntesis, ¿cómo llegar a ese objetivo sin nada en las manos y nada en los bolsillos? …”. (3)
Es por esto que casi cualquier movimiento cultural en post de la superación del sistema hegemónico actual, termina finalmente por ser incorporado al mismo. Por esta razón, y acaudillando un termino utilizado dentro del montaje -del “audiovisual”- es que incorporo el concepto de CORTE como mecanismo de impacto para la reformulación de la cadencia en el mensaje o producto a desarrollar.
Con esto, se diluye la aplicación del fundido en la realización. Elemento últimamente en boga, que censura la visión documentada dentro de la realidad cinematográfica; nos entregan un producto difuminado / disuelto para suavizar nuestra recepción.
Pasolini decía que hay un: “… terror a ser devorados, es decir, la identificación con un arquetipo histórico-biológico de una situación espantosamente nueva. Pero el terror de ser comido, llevado hasta tal extremo, significa en realidad ni más ni menos que “deseo” de ser devorado. Cuando un joven o un anciano muy modernizado, acusándose a si propio y a los demás –hasta llegar a la desesperación y a la abulia-, dice que no hay nada que hacer, que el sistema, fatalmente, no puede dejar de “comer”, en realidad esta diciendo: quiero ser devorado, quiero desaparecer. …”. (6)
Alienación, al fin.
No importa qué es lo que nos hacen creer. Lo que seriamente nos interesa es el cómo trabajar aquello que subyace a toda instancia social / individual: como develar tras esa imagen lo que es escamoteado, esas otras imágenes, nuevas y transformadoras que necesitamos.
Posibilidad transformadora que es, también, inquietante. Aquí surge el valor de la desconfianza en la convivencia; un ejemplo a retratar con vehemencia como héroe postmoderno, es la vida y obra del ultimado rapero Tupac Shakur:
Con sus propias palabras: “… Fear is stronger than love, remember that, fear is stronger than love. All the love I gave, didn’t mean nothing when it came to fear. No question, I sign with Death Row …”. (7)
El miedo, surge también de los cambios constantes, producidos ya sea por los “avances” tecnológicos como por los modos incorporados para relacionarnos, vincularnos con los otros. Es la perturbación fundamentalmente psicológica, ya muy conocida: el miedo al cambio.
“… Para que la “obra” resultante de la creación simbólica se transforme en “producto cultural”, es necesario un reconocimiento colectivo o social. Es mediante este reconocimiento por parte de “los otros” que asume la categoría y calidad de ser un producto cultural y no meramente un producto creativo. …”. (11)
Entonces, la mayor problemática radica, a mí entender, ¿en donde comienza la búsqueda? Búsqueda esa, de honradez intelectual en uno mismo y, simultáneamente, acceder como trabajador de la cultura a una calidad de vida aceptable.
Quiero, para culminar, ofrecerles el prólogo de una de las obras de Nicolás Maquiavelo, que fuera escrito por Lucce Césare Fabbri.
Maquiavelo: “… Centró la historia en el choque entre la voluntad de poder y el deseo de libertad; y hoy nosotros palpamos en los hechos, después de tanto determinismo económico, el valor esencialmente político, en el sentido de la dominación, de la posesión de los medios de producción e intercambio. Reveló la antinomia entre gobierno y moral, afirmando que sólo pueden permitirse el lujo de obrar según su propia conciencia quienes no aspiren a imponerse sobre los demás. …”. (12)
Una apuesta fuerte al ejercicio de la libertad, como ineludible fundamento de la creación artística. Y la ultima palabra de Prometeo: “ resisto!”